Una de las tareas más pesadas en una mudanza, es su transporte, pero es aún más pesado si cabe desembalar y volver a colocar todos los enseres en su nuevo destino. Ante todo, tranquilidad, poco a poco se acabará colocando todo.

Constancia y paciencia

Cuando el camión de la mudanza ha llegado a su destino, empieza la segunda parte del trabajo: desembalar, desempaquetar, volver a montar muebles y colocarlos en la nueva vivienda. Un trabajo realmente engorroso, porque supone hacer lo mismo que habíamos hecho días antes, pero al revés.

Sacaremos las cosas del camión de la mudanza con sumo cuidado. Puede que, en el traslado, algunas pertenencias se hayan podido desplazar, incluso romper. En ese caso, no hay que preocuparse: el seguro de la mudanza se hará cargo de todo.

Una vez sacados todos las pertenencias y enseres del camión, los colocaremos en su nuevo destino. Como hemos etiquetado cada caja con las cosas que hay dentro (y sino, os aconsejamos que lo hagáis), no será difícil poner cada embalaje en la habitación correspondiene: la cubertería en la cocina, las cosas del baño en el cuarto de baño…

Como es obvio, lo más complicado será volver a montar los muebles. Para ello es conveniente haber hecho un croquis de la vivienda, sabiendo antes de tiempo dónde va a ir cada armario, mesa, sofá, mueble, etc. Eso nos evitará hacer un trabajo extra, en caso de que el mueble no quepa en el lugar que habíamos pensado en un principio.

El trabajo puede durar más tiempo o menos, dependiendo del tamaño de la vivienda y el número de los paquetes a desembalar. Como en la primera fase de la mudanza (la de embalar), hay que armarse de paciencia y pensar que, tarde o temprano, todo se acabará y estaremos instalados sin mayores problemas.

¡No os desaniméis con vuestra mudanza!